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martes, 9 de noviembre de 2010

Yo soy de la "working class"

     Todos alguna vez, (sobre todo, todas) cuando vamos no sé...a la peluquería, al dentista...nos hemos encontrado en la sala de espera con esas revistas gordas, gordísimas en las que sale una tipajona en la portada que por sus propios atributos físicos (que no digo yo que no los tenga), por lo cuidado del maquillaje y la peluquería y por supuesto, el cincel del photoshop, quita el hipo...vamos, que hasta yo que soy hetero (muy hetero...pero mucho) hay veces que dudo de mis orientaciones sexuales imaginándome en el hipotético caso de encontrarme con un ser de estas características pongamos por caso, para darle glamur,  en la panadería. Eso sólo es la portada. La miga está en el interior.
    Abres la revista, y después de pasar como unas diez páginas, le tengo que dar la razón al que duerme conmigo cuando dice: vaya revista, si no hay nada más que anuncios. Claro, alguien tiene que pagar ese papel satinado tan bonito. Por no mencionar las sandalias del 41 que venían de regalo. Lo menos que podían hacer era poner la silueta para recortar en la punta y el talón de la suela, así tipo plantilla para zapatos. ¡A ver que hago yo con una supersandalia, un "must" de temporada en un 41 si calzo, con suerte, un 38!
    El caso es que ves las fotos y lees (sí, sí, que también tienen cosas para leer estas revistas, y algunas francamente interesantes. Todo hay que decirlo.) Pues eso, que terminas de leer y te quedas casi hasta pensativa y con remordimientos por no poderte comprar el último bolso de Hermès (sí, ese que ronda los 6000 €. Y digo yo: si el continente vale 6000 euracos...¿cómo será el contenido de un bolso así?...pañuelos de papel chapados en oro, ¿tal vez?) o por no poder ir a la última exposición en el Museo Van Gogh de Ámsterdam, o por no poder ir de rebajas a Nueva York a por unos vaqueros de primerísima marca a precio de ¿saldo?  Claro, lo ponen ahí en la revista como si todo esto fuera tan habitual como ir al supermercado a hacer la compra semanal, que piensas: será que yo soy gilipollas y no sé gestionar bien mis ingresos, ¿o qué? Lo mejor de todo es cuando vas de vacaciones tres o cuatro días a la playa y te llevas alguna revista de estas (me confieso, alguna he comprado) para tener algo en qué entretenerte y allí estás tú, con tu hamaca portátil de Alcampo y la sombrilla del Akí en las arenas de la Costa Brava (que llegando a Cadaqués es bien bonita) pensando que eres la "Reina del Mambo", cuando pasas página y te encuentras con una propuesta que tira por tierra todo el subidón que llevabas. "ESCAPADA de QUINCE días a Bora-Bora en un hotel resort spa golf etc de veinte estrellas superior" ¡Ahí se te viene todo el mundo encima! Pero qué hago yo CUATRO miserables días (que son mis vacaciones, no una escapada) en un miserable hotel de tres estrellas ...¡y tan miserablemente cerca de casa! Entonces caes en la cuenta. Aaahh, es que yo soy de la working class, como les gusta llamarnos a algunos que sin dar un palo al agua, probablemente estén ojeando la misma revista en el resort de Bora-Bora. Pues sí: Soy de la working class, y estoy disfrutando de mis merecidas vacaciones en un lugar fantástico. La hamaca es muy cómoda, la sombrilla cumple la función de las sombrillas y en la playa hay arena fina y un agua turquesa que invita al baño, además de unas vistas espectaculares. Eso por no hablar de la compañia...¡A quién le apetece ir de rebajas hasta Nueva York (qué pereza)! ¿Hermès? ¿Quién es Hermès?

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